Lorena Mal, Largo Aliento

ID et.al.: EI024; Sección: Editoriales Independientes

 

 

Largo Aliento (2019-2024) de Lorena Mal es una serie de dibujo, improvisación y escultura a partir de la construcción de una serie de instrumentos de viento que hacen visibles los cientos de años vividos por el árbol del cual están hechos, señalando las fechas en las que vivieron a lo largo de los pocos centímetros de sus superficies.

Un proyecto de Lorena Mal, presentado el 27 de noviembre 2024 en Museo Jumex (Ciudad de México) en diálogo con la exhibición Siluetas sobre maleza con obra de Ana Mendieta (Cuba, 1948 – Estados Unidos, 1985), Vivian Suter (Argentina, 1949), Minia Biabiany (Guadalupe, 1988), Nohemí Pérez (Colombia, 1962), Frieda Toranzo Jaeger (México, 1988) y Vivian Caccuri (Brasil, 1986).

 

Texto por Jiordi Rosales

El barranco está vivo con los sonidos de gente que recorre como hormigas sus empinadas laderas, arrancando ramas de las bases de los árboles, fuertemente aferrados a la ladera de la montaña. Recojo hierba de una pequeña parcela iluminada por la luz del sol que crece a lo largo del estrecho camino. Arrodillado en el lugar del incendio que se avecina, doblo la hierba formando un óvalo y me pongo a enrollar hojas secas de ajenjo entre mis manos hasta que las fibras se vuelven tan finas como pelusa. Anido la hierba hasta el fondo del centro del óvalo de pasto, que llega a parecerse al cuidadoso nido de un pájaro. Preparo la punta de la rueca de cola de yegua para que coincida con la hendidura de la tabla de cedro y apilo hojas y palos para recibir el comienzo de una pequeña fogata.

El bosque que está aquí es denso con árboles pequeños, y se ha calmado tras 150 años desde que le han quitado el fuego y su ternura. Los enormes troncos de los árboles ancestrales muestran que alguna vez vivió aquí un tipo diferente de bosque, espacioso y paciente. No el bosque rápido y veloz que está aquí ahora, donde cada árbol empuja al siguiente. Las líneas de la veta de las trozas ofrecen su secreto de cómo un bosque se mantuvo tan grande y abierto. Dispersas a lo largo de los años, grabadas en círculos, la marca de un incendio, carbonizando la madera, comiendo un poco de la veta del árbol. La negrura seguida de líneas de crecimiento apretadas, cantando por renovarse, cinco años para recuperarse del calor. Seguidas de líneas que delimitan y se abren, el árbol va creciendo más rápido ahora, ya no compitiendo con los árboles más pequeños que se quemaron en el fuego, nueva luz solar, nueva agua. A veces las líneas no forman círculos, sino que se convierten en ondas que se curvan sobre sí mismas, haciendo que el tiempo haga algo diferente. Este patrón se repite durante muchos cientos de años, expandiéndose cada estación. Luego llegó un nuevo tiempo y el árbol fue talado, y se llevaron su fuego.

Estamos aquí ahora en esa línea de tiempo, no en la veta del árbol sino el espacio que la rodea. Estamos aquí ahora haciendo una chispa en la hierba, que crece hasta convertirse en una llama del color del maíz dulce. Pasamos el fuego entre nuestras antorchas y caminamos lentamente a lo largo de la parte superior del barranco. El fuego se mueve lentamente cuesta abajo, contra el pulso ascendente del calor, retrocediendo a través del fino crujido de las hojas. El tiempo es lento esta mañana antes de que el fuego alcance el primer tronco viejo, lamiendo los costados, saboreando los años que tomó hacer crecer un árbol tan viejo. Pero el tocón es viejo y seco, y cuando el fuego aprende esto, no tarda mucho en subir por encima y la madera cruje con el calor, las vetas se abren con chispas.

¿Es duelo o miedo lo que surge en mí al ver arder este archivo, estos ritos funerarios finales de la memoria del bosque? Sin embargo, su consumo es esencial para el mantenimiento de la práctica que los sostuvo. El fuego hace una encrucijada de todxs aquí. Si el recuerdo ya no vive fijado en los árboles, tiene que vivir en la práctica. Una de las personas que encienden el fuego comienza a cantar:

mandó a llamar/mando a la llama de fuego
la bendición atotô 
tu xaxará
la herida se ha secado
xangô ilê
o caô o cabiecilê ilê
tu xaxará
la herida se ha secado

atotô = silence
xaxará = greeting Omolu 
caô cabiecilê = come greet Xangô” 

Programa público con la participación de: Maria Diez Canedo, Vincent Touzet, Ángel Amado, Melanie McLain, Dulce Chacón, Laura Batista, Anri Okada, Julio Cann, y José Manuel Barbosa.

 

Ensayo por Jiordi Rosales, Noviembre 2024.

 

Dibujos, fotografías y material de archivo, cortesía de Lorena Mal. Miembro del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (FONCA).

 

AGRADECIMIENTOS

Proyecto con el apoyo de investigación por la Dra. Alejandra Quintanar del Laboratorio de Tecnología y Anatomía de la Madera UAM-Iztapalapa, y de Charlotte Pearson y David Frank del Laboratory of Tree-Ring Research, Tucson.

Apoyo de producción de esculturas por Bruno Monsivais y Enrique Rico (Trinitate Philharmonia, León, MX).

Desarrollado con el apoyo del Fondo Nacional de Cultura y las Artes, Jóvenes Creadores 2018-2019.

 

Producción por Museo Jumex (Noviembre 2024).

Diseño por fundación/op.cit.